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lunes, 13 de abril de 2015

Los peligros de los blanqueamientos dentales caseros

Mucha gente opta por blanquear sus dientes con métodos domésticos, pero ¿es aconsejable hacerlo de esta forma? Una odontóloga cuenta qué podemos hacer para tener una sonrisa bonita y saludable


Un blanqueamiento dental no es un tratamiento para tomar a la ligera y en los últimos tiempos han proliferado todo tipo de procedimientos que prometen una sonrisa blanca y bonita pero que no hablan de los posibles riesgos que corre la boca si no se hace con garantías. La doctora María Piedad Estefan Espitia, de la Clínica de Odontología y Medicina Estética Health & Smile y miembro de Saluspot, nos cuenta los peligros de un blanqueamiento sin supervisión.

Los peligros de los blanqueamientos dentales caseros

Los peligros de los blanqueamientos dentales caseros

Los blanqueadores dentales «caseros» al igual que las pastas blanqueadoras han ido ganando adeptos desde su salida al mercado y han proliferado las ofertas de tratamientos en clínicas de estética, peluquerías o spas que utilizan sustancias blanqueadoras (como peróxido de hidrógeno o el peróxido de carbamida) como las que se utilizan en consulta pero en una proporción tan mínima que no producen ningún efecto real así como otros «materiales abrasivos» que, aclara la doctora, son productos que «rayan el diente y al rayarlo parece que es más blanco», lo que «está totalmente desaconsejado» ya que, recuerda esta odontóloga, «el esmalte es el único tejido del ser humano que no se vuelve a reproducir, esmalte que se pierde es esmalte perdido para siempre». Lo que van a hacer estos productos es aclarar un poquito el tono pero no van a conseguir unos resultados estéticos reales.

Es importante tener en cuenta que estos tratamientos «sean inocuos y que minimicen los efectos secundarios de un tratamiento estético» antes de proceder a poner nuestra boca en riesgo. Los grandes peligros de un tratamiento abrasivo o no controlado pasan por «una sensibilidad extrema, el mencionado desgaste o la pérdida de esmalte así como que no dé el resultado adecuado hasta provocar unos dolores increíbles si se pone sobre un diente que tiene una caries» relata la doctora Estefan.

Ante todo es importante que un profesional valore «qué tipo de esmalte tienes, si tiene permeabilidad y, por lo tanto, la sensibilidad que va a tener así como si los hábitos y la forma de vida que tienes es compatible a largo plazo con un tratamiento de blanqueamiento», explica la doctora Estefan, ya que estas variables «condicionarán mucho el resultado final».

Otro factor a tener en cuenta es que a los pacientes con problemas de encías hay que valorarlos previamente «porque pueden desarrollar sensibilidades importantes ya que tienen las raíces descubiertas». Además, no todos los pacientes ni todos los colores de dientes reciben el mismo protocolo de blanqueamiento, «hay que hacerlo a medida de cada diente».

Muchos son también los «trucos de la abuela» con bicarbonato, vinagre, limón, etc... a los que siempre se recurre sin pensar que también pueden tener efectos nocivos sobre la dentadura. Aunque «pueden ayudarnos nunca van a tener los mismos resultados que un blanqueamiento dental clínico con sustancias químicas». La doctora Estefan explica que el bicarbonato también se usa en consulta «para quitar manchas de tabaco, de té, de café... pero de forma puntual con máquinas especiales y con un grosor y una técnica adecuada», pero si todos los días «te lavas los dientes con eso vas a destruir el esmalte» aunque «al principio parezca que esas pequeñas manchas ocasionadas por la dieta desaparecen». Y si se abusa de estos trucos podemos acabar produciendo abrasiones importantes que luego haya que «completar con carillas de porcelana».

Recomendaciones para tener la sonrisa más bonita


Sin tratamiento de blanqueamiento, la doctora recomienda tener una dieta pobre en alimentos con colorantes potenciales, no tomar café, no fumar, tomar té blanco o verde en vez de negro, tener una higiene bucodental adecuada, visitar al dentista para hacer limpiezas cada seis meses o por lo menos una vez al año. «Con eso vamos a conseguir tener una boca sana y con un blanco natural», recalca.

Si se quiere hacer un blanqueamiento hay que acudir al especialista para que haga un diagnóstico en un centro dental homologado que utilice materiales aprobados por la Comunidad Económica Europea y que sean de estricto uso médico.

Para conseguir el blanco nuclear que se estila ahora eso se consigue bajo dos tratamientos clínicos fundamentalmente: un blanqueamiento dental clínico o con sistemas estéticos más elaborados como las carillas de porcelana. El primero se puede hacer en consulta o en casa. En clínica consiste en un concentrado de peróxido de hidrógeno en una concentración muy elevada que puede ser activado o no por luz (láser, led...) o con activadores químicos que no necesitan luz. En casa se utiliza peróxido de carbamida al 16% con el que se rellenan unos moldes a medida del paciente para que se lo ponga en la boca durante el tiempo que le haya dicho el dentista durante dos o tres semanas o hasta un mes.

Estos métodos «son inocuos y son los que más duran aunque dependerá de la dieta del paciente». Esto es porque «si eres fumador, bebes vino tinto, bebés café, etc... por muchos blanqueamientos nunca podremos los mantener esos resultados a lo largo del tiempo porque el diente se vuelve a teñir aún más». Eso en el caso de los tratamientos profesionales por lo que un blanqueamiento casero se verá completamente anulado aún corriendo los riesgos asociados a estos métodos.

Fuente: http://bit.ly/1z9u5MM

sábado, 11 de abril de 2015

Una higiene bucodental deficiente es un factor de riesgo del cáncer

Esta semana se ha celebrado el Día Mundial de la Salud Bucodental y por lo que analizamos algunas de las claves para tener una boca sana.


Según Vitaldent, este trastorno lleva a una media de 1.000 pacientes anuales a sus clínicas, por lo que es la enfermedad bucodental más común en España, junto con las periodontales.

Una higiene bucodental deficiente es un factor de riesgo del cáncer

Una higiene bucodental deficiente es un factor de riesgo del cáncer

En este sentido, el director médico de este grupo de clínicas, Gustavo Camañas, explica que la caries dental es una patología producida por la bacteria estreptococos mutans, cuyo principal alimento es la sacarosa. Por este motivo, «la reducción de la ingesta de azúcares, una dieta equilibrada, una buena higiene dental y el uso de flúor» son nuestros principales aliados para prevenir esta patología, explica.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las dolencias bucodentales comparten factores de riesgo con las cuatro enfermedades crónicas más importantes. Una higiene bucodental deficiente, junto a una dieta malsana, el tabaquismo y el consumo nocivo de alcohol, se convierte en un importante factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las patologías respiratorias crónicas y la diabetes, por lo que no debemos menospreciar la importancia de cuidar nuestra higiene bucodental.

Hay determinados alimentos que, siempre y cuando se tenga una correcta higiene bucodental, ayudan a prevenir la caries especialmente «aquellos ricos en calcio como por ejemplo la leche, el yogurt natural y el queso» explica el doctor Camañas, ya que al ingerirlos «se elevan los niveles de PH y se produce una mayor producción de saliva». Frutos secos, plátanos, manzanas y naranjas, guisantes o incluso coles de Bruselas son también alimentos que también favorecen la salivación.

El tiempo de permanencia de los restos de comida en la boca es otra de las claves para que se produzca la caries, por lo que recomiendan cepillarse los dientes después de cada comida con pasta dentífrica fluorada, «sobre todo por la noche, ya que mientras dormimos disminuye la salivación y aumenta la temperatura lo que provoca la proliferación de bacterias».

Asimismo, Camañas aconseja visitar al dentista cada 6 meses para hacer una revisión, y no utilizar productos estéticos, como blanqueadores, sin la supervisión del especialista.

Fuente: http://bit.ly/1D7izp9

domingo, 5 de abril de 2015

Cómo se usa la seda dental

El uso de la seda dental es una parte esencial de cualquier rutina de cuidado de la salud oral. Se recomienda usar la seda dental al menos una vez al día para lograr una salud oral óptima. 


Con el uso de la seda dental todos los días, se ayuda a eliminar la placa de las áreas entre los dientes donde el cepillo no puede llegar. Esto es importante porque  la placa que no es eliminada por el cepillado y el uso de seda dental con el tiempo puede endurecerse y formar sarro. La seda dental también ayuda a prevenir las enfermedades de las encías y las caries.

Cómo se usa la seda dental
Cómo se usa la seda dental

¿Cuándo es el mejor momento para usar el seda dental? ¿Antes o después del cepillado?


Lo más importante sobre la seda dental es usarla. Selecciona una hora del día en que puedas dedicar un par de minutos extra para tu atención dental. Las personas que están demasiado cansadas al final del día pueden beneficiarse de usar la seda dental a primera hora de la mañana o después de comer.

Y no te olvides, ¡los niños también necesitan usar la seda dental! Debes usar la seda dental en los dientes del niño tan pronto como tenga dos dientes que se toquen. Debido a que la seda dental exige una destreza manual que los niños muy pequeños no tienen, debes ser capaz de usarla en su boca. Ten en cuenta que el uso de la seda dental no debe ser doloroso. 

Cómo se usa la seda dental

Es posible que sientas malestar cuando empieces a usar la seda dental, pero no te rindas. Con el cepillado diario y con el uso de la seda dental, deberías aliviar el malestar en una semana o dos. Si el dolor persiste, consulta a tu dentista. Si encuentras difícil el empleo de la seda dental, considera un método diferente de uso de seda dental. Las personas que tienen dificultad para manejar la seda dental pueden preferir utilizar otro tipo de limpiador interdental como un removedor de madera o palillos de dientes. Pregunta a tu dentista cómo usarlos correctamente para evitar posibles lesiones en las encías. Podría ser que sólo tengas que probar con otro tipo de seda dental encerado, sin cera o de hilo grueso. Quédate con el que te guste y habrás adoptado un hábito saludable para toda tu vida.