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domingo, 29 de marzo de 2015

Los implantes dentales y su último reto: la naturalidad

Las nuevas técnicas de  implantes dentales ofrecen una sonrisa lo más natural posible, gracias a la cirugía guiada por ordenador y técnicas de impresión en 3D


Ya sea por una mala higiene o por un suceso traumático, a veces un dentista se ve obligado a sustituir un diente o varios. De hecho, cada vez es más común. Anualmente, en España se colocan unos 800.000 implantes dentales. No sólo eso, sino que esta cifra crece a razón de un 20% anual, un aumento comparable al de países como Estados Unidos.

Los implantes dentales y su último reto: la naturalidad

Los implantes dentales y su último reto: la naturalidad

Estos implantes dentales se componen, habitualmente, de una raíz de titanio puro que, como un tornillo, va anclada al hueso maxilar o a la mandíbula. Y encima de ella, una prótesis que imita al diente desaparecido.

Tradicionalmente, los implantólogos con más o menos pericia no tenían problema en sustituir una, dos o tres piezas dentales por implantes, pero sustituir todos los dientes representaba un problema, y sólo dejaba una alternativa: la dentadura postiza de quita y pon, flotando cada noche en un vaso de agua sobre la mesilla. Lo de estas castañuelas «se sigue haciendo, pero no se puede comparar en cuanto a confort y calidad de vida personal a una prótesis que vaya fija, anclada al hueso, y que sólo se quite si el dentista lo necesita», explica José Manuel Reuss, odontólogo en la madrileña clínica Vilaboa.

Reconstruir la sonrisa original con implantes dentales


Más que obligar a todo el mundo a lucir la misma sonrisa, como ocurre a menudo en Hollywood, lo que se busca con los nuevos implantes dentales, asistidos por ordenador y con tecnología de impresión 3D, es lograr reconstruir la sonrisa original del paciente. «Antes nos conformábamos con colocar el implante y saber que le estábamos devolviendo al paciente una función, que era la de masticar», dice Reuss. «Se caía un diente, colocábamos un implante y el paciente ya podía comer bien, pero hoy en día eso ya no es suficiente, los pacientes nos piden más, piden que el implante no sea sólo un elemento práctico sino que les aporte esa naturalidad perdida, que puedan no sólo masticar sino también sonreír como antes».

Como consecuencia, estas nuevas técnicas hacen de la operación algo mucho menos invasivo y acortan el periodo de convalecencia. Como explica Rodrigo Martínez Orcajo, experto en implantología de la Clínica Implan-T de Madrid, la cirugía tradicional «implicaba abrir la encía, exponer el hueso, colocar los implantes y después cerrar con puntos. Tras esto, el paciente llevaba una prótesis de quitar y poner». Esto suele ser problemático, ya que, tras la cirugía tradicional, se pierden entre 2 y 4 milímetros de hueso, lo que hace que la prótesis no siempre encaje al dedillo. Esta oscilación puede ir irritando la encía que cubre los implantes, algo que puede devenir en una infección o, incluso, una pérdida de los mismos.

Además, esta práctica conllevaba una espera de varios meses, a lo que había que añadir un mes extra para confeccionar la prótesis definitiva. Imagine estar seis o siete meses sin los dos dientes delanteros. Esa urgencia llevó a los dentistas a instalar, sobre los propios implantes, unos dientes temporales hechos de acrílico. Algo que, pese a ser provisionales, reducían el riesgo de inflamación, infección, o, en definitiva, pérdida ósea.

Asistencia informática para implantes dentales


Entonces se descubrió la cirugía guiada por ordenador. «Es diferente porque ya no hay que abrir la encía», explica Martínez Orcajo, «dado que vamos a practicar una férula quirúrgica que se va a insertar en el maxilar del paciente, lo que va a permitir que situemos los implantes en las coordenadas más apropiadas, tanto desde el punto de vista del hueso como de la prótesis».

El ordenador crea, en función de los datos introducidos, una férula exacta que posteriormente es reproducida en resina con una impresora 3D. Esto significa que el implante, y por tanto el diente artificial, estará colocado milimétricamente en la posición requerida.

En la cirugía odontológica tradicional, el cirujano no tenía nunca referencias de la posición en la que iban a ir los implantes. Podía colocarlos en una posición o con un ángulo de inclinación incorrectos y que la prótesis por tanto, se comportara de una manera incorrecta. Sin embargo, la cirugía guiada ha permitido relacionar la futura dentadura que va a tener el paciente, es decir, el diseño de los implantes, con el hueso.

«Además, la cirugía guiada, ya que se hace con un ordenador, permite medir exactamente las densidades óseas o ver dónde están las estructuras anatómicas importantes», dice Martínez Orcajo. Todo esto lleva, dicen los dentistas consultados, a que la cirugía sea más exacta, sin abrir y que por tanto el paciente pase un periodo post-operatorio mucho más cómodo.

Además, gracias a esta tecnología, «también podemos recrear la anatomía que falta por medio de varios implantes», dice Reuss. «Para hacer lo que era un puente tradicional, tallando los dientes vecinos, ahora no necesitamos hacer esto, sino que colocamos varias raíces artificiales en el hueso y con eso suplimos esa falta de anatomía».

El siguiente paso de los implantes dentales


La cirugía guiada por ordenador tiene un problema. «Esta técnica, en la exodoncia de todos los dientes, no se puede aplicar. Se puede aplicar en los que requieran exodoncia de uno o de varios, pero siempre vas a ir perdiendo precisión», advierte Martínez Orcajo, cuya clínica desarrolla, bajo su supervisión, una nueva técnica -con dos patentes registradas- que ellos conocen como Implantes 4D.

Como el mismo nombre indica, la clave está en la cuarta dimensión: el tiempo. Con el uso de ordenadores, impresoras 3D y fresadoras de última generación, es posible ahorrarse muchas semanas e incluso tener instaladas las nuevas prótesis justo después de retirar los dientes originales. «Gracias a la férula, podemos confeccionar antes de la intervención unos dientes provisionales para el paciente, que son insertados en el mismo acto quirúrgico en que se colocan los implantes», dice este dentista.

Además, este nuevo tipo de implantes incrementan la precisión, incluso con respecto a los instalados con cirugía guiada por ordenador. «La cirugía guiada se apoya en la encía del paciente, que como tiene un grosor, provoca que la férula tenga una cierta oscilación, nunca va a quedar en el sitio exacto y hay desviaciones de los implantes, de aproximadamente 0,7 milímetros».

Implantes dentales 4D


Los nuevos implantes 4D, sin embargo, están registrando una desviación de los implantes siempre inferior al medio milímetro. «¿Por qué? Porque te permiten quitar los dientes y tener los dientes provisionales antes de la intervención», dice Martínez Orcajo. «La férula se ancla sobre los dientes, se estabiliza sobre algo rígido y no sobre una mucosa o un diente recién extraído que puede afectar a la estabilidad».La técnica beneficia ostensiblemente a un colectivo como el de la gente mayor, más proclive a perder todos sus dientes.

Y el futuro, invariablemente, apunta en esa dirección: impresoras 3D y fresadoras junto a las clínicas, dientes originales diseñados de manera virtual y reemplazados en horas, no en meses.

Lo que hay que saber antes de ir al dentista por un implante dental


¿Cuánto cuestan?

El precio de uno de estos implantes de última generación depende del trabajo requerido, pero suelen estar sobre los 1.200 euros (la mitad para la base de titanio y el resto para la prótesis del diente).

¿Cuánto tardan?

Gracias a la cirugía guiada por ordenador se ha acordado considerablemente el tiempo. Aún así, dado que muchas clínicas tienen que fabricar fuera los implantes y prótesis, el plazo estimado es de 6-7 días desde la operación.

¿Cuánto duran?

Según el doctor Reuss «no se puede decir que algo es para toda la vida, pero si un implante se cuida bien y se siguen nuestras indicaciones, podemos garantizar que puede estar muchos años sin problemas».

¿Qué técnica es la más recomendable?

Para casos en los que se necesite sustituir únicamente una sola pieza dental, las técnicas algo más tradicionales o las de cirugía guiada por ordenador ofrecen resultados similares de éxito. Sin embargo, si son dos o más piezas, las nuevas técnicas logran una fiabilidad y una convalecencia mucho mayor con diferencia.

Fuente: http://bit.ly/1D5UDUQ

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sábado, 21 de marzo de 2015

Por qué no debes cepillarte los dientes tras comer y otros consejos de higiene

Desde niños nos han enseñado que debemos cepillarnos los dientes tres veces al día, después de cada comida y durante tres minutos, pero ¿es cierto?


Desde niños nos han enseñado que debemos cepillarnos los dientes tres veces al día, después de cada comida y durante tres minutos, pero los dentistas no tienen claro que esta sea la mejor de las recomendaciones, máxime cuando mucha gente ni siquiera realiza el cepillado de forma correcta. La literatura científica al respecto suele ser más laxa con las frecuencias –los dientes deben cepillarse durante dos minutos y dos veces al día–, pero es más específica en cuanto al momento y la manera en que debemos usar el cepillo. Por desgracia, mucha gente ni siquiera llega a plantearse esto.

Por qué no debes cepillarte los dientes tras comer y otros consejos de higiene
Por qué no debes cepillarte los dientes tras comer y otros consejos de higiene
Según reveló ayer el V estudio anual sobre Hábitos Bucodentales en niños realizado por Vitaldent en colaboración con la Universidad de Murcia, el 10,9% de los niños no se cepilla todos los días y sólo el 60,6% lo hace antes de irse a la cama –de largo, el  momento más importante–. Entre los adultos la frecuencia de cepillado es aún menor. Según la encuesta poblacional sobre la salud bocudental en España, realizada por el Consejo de Dentistas de España en 2010, el 12% de los españoles mayores de 14 no se cepilla los dientes todos los días, y un 2,3% no lo hace nunca.

Nuestra concepción de la salud bucodental, además, suele estar equivocada. Estas son varias recomendaciones sobre el cepillado de dientes que todos deberíamos conocer (y no conocemos).

1. Los dientes no deben lavarse hasta media hora después de comer


Cepillarse los dientes inmediatamente después de comer es uno de los errores más extendidos. Parece lógico pensar que el mejor momento para lavar la dentadura es después de usarla, pero es una idea equivocada. Si hacemos esto frotareos el ácido, el mayor enemigo de nuestros dientes, contra éstos, haciendo que su efecto sea más intenso y duradero.

“Cuando comes o bebes algo ácido el pH de tu boca disminuye y tarda un tiempo en volver a la normalidad”, explicó al Wall Street Journal el presidente de la Academia de Dentistas estadounidense Jeffrey Cole. El pH ideal de nuestra boca se sitúa en torno al 7, mientras que un refresco (aunque sea light) puede ser hasta de 2,5, “parecido al del vinagre”.

El ácido desmineraliza y debilita la superficie del diente, lo que nos hace más propensos a la caries. Según demostró un estudio publicado en 2004 en la revista General Dentistry, si nos cepillamos los dientes justo después de comer el proceso se intensifica, pues repartimos el ácido por toda la boca y, además, empujamos éste contra los dientes. Por el contrario, tal como explica Cole, si nos cepillamos después de 30 minutos, “la saliva de nuestra boca hará que disminuya el nivel de acidez sin frotar estas sustancias contra nuestros dientes”.

2. Tras las comidas lo mejor es enjuagarnos la boca con agua (o colutorio)


En vez de lavarnos los dientes, lo mejor que podemos hacer tras una comida es enjuagar la  boca con agua, que hará que los niveles de pH se situen dentro de la normalidad. Cole cree que es preferible que tengamos en el trabajo un bote de enjuague bucal antibacteriano que un cepillo. Tras las comidas podemos hacer una limpieza para prevenir que la placa se acidifique, una costumbre mucho más saludable que la de cepillarse después de comer.

3. Debemos barrer los dientes, no fregarlos.


A la hora de lavarnos los dientes nuestro objetivo debe ser eliminar los restos de comida y los microbios, no extenderlos por la boca. La manera correcta de cepillarse los dientes es de arriba a abajo, no de derecha izquierda, pues de esta forma no corremos el riesgo de llevar la porquería debajo de la encía, lo que genera sarro y gingivitis. Además, no debemos olvidarnos de limpiar los dientes por delante y por detrás, así como los espacios entre estos y la lengua. Es más importante limpiarse bien que estar tres minutos llevando el cepillo de un lado a otro.

4. Masticar chicles (o queso)


Masticar determinadas sustancias puede ayudar a nuestra boca a producir saliva, el mejor mecanismo natural con  el que contamos para reducir los niveles de ácido en los dientes. Los chicles sin azúcar son una buena opción, pues además de ayudarnos a salivar contienen xilitol, un sustituto de la sacarosa que, pese a endulzar, tiene propiedades anticariogénicas. Pero no es lo único que podemos masticar para proteger a nuestros dientes. Uno de los alimentos más recomendables a consumir para finalizar una comida es el queso, pues ayuda a reducir el pH de la placa bacteriana y tiene elementos que ayudan a los dientes a remineralizarse.

5. No abusar con la pasta de dientes


Si usamos demasiada pasta –algo de lo que se encargan los fabricantes de la misma, haciendo tubos con la abertura cada vez más grande– nuestra boca se llena de espuma, provocando una sensación de limpieza que no tiene por qué ser real. Una buena técnica para cepillarnos los dientes correctamente (como hemos apuntado en el punto 3) consiste en realizar un primer lavado de estos sin pasta de dientes, lo que nos ayudará a ser más concienzudos en nuestro cepillado, para después volver a hacer un repaso con la pasta.

6. Lavarnos siempre los dientes antes de ir a la cama


Cepillarse los dientes antes de acostarnos es básico para mantener una correcta higiene bucal, pues es el momento del día en el que el lavado es más necesario. Por la noche salivamos menos y las sustancias cariogénicas campan a sus anchas por nuestra dentadura, por ello es imprescindible que las eliminemos por completo antes de ir a la cama. El cepillado nocturno, sin embargo, es el que más veces se obvia, sobre todo entre los niños. Según el estudio sobre Hábitos Bucodentales en niños, tan sólo el 60,6% de los niños se cepilla los dientes antes de irse a la cama, una cifra que resulta extremadamente elevada, máxime teniendo en cuenta que el 66,4% sí se los lava después de comer, al mediodía, cuando resulta menos importante (o, incluso, contraproducente).

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-09-18/por-que-no-debes-cepillarte-los-dientes-tras-comer-y-otros-consejos-de-higiene_28912/